Translate

martes, 17 de enero de 2017

Belleza.

Ojalá algún día te digan que es mentira. Que no existen los cánones de belleza y que la belleza propia es la que vale. 

Ojalá te des cuenta de lo bonita que eres, así tal y como eres; porque estoy segura de que así es. 

Ojalá descubras que la belleza, se construye por dentro, que no hay nada más bello que lo que expresas cuando abres la boca, o cuando no la abres y con tu silencio y tu mirada, expresas más que mil palabras de Pablo Neruda.

Ojalá algún día alguien te mire y te sonría y te diga que la perfección, no existe. Que no la busques, porque no la encontrarás. Porque lo único real es la felicidad de sentirse bien contigo misma, siendo como eres. 

Ojalá veas que no es cierto que todos estamos felices con nuestros cuerpos; que todos tenemos una imperfección, pero esa imperfección es la que te hace superarte, la que hace que, conviviendo con ella, te hagas fuerte, valiente, mujer. 

Ojalá aprendas que ningún maquillaje te hace mejor, que el mayor escote no se comparará jamás a tu risa más sincera y que la falda sea del corte que te haga sentir a ti más cómoda, no a la sociedad. 

Ojalá recapacites sobre la verdadera belleza. La que hace que cada uno sea especial, la que te hace diferente y único. La que todos pasamos por alto.

Eres buena, eres lista, eres importante. Repítetelo diariamente, frente al espejo porque te aseguro que se cumplirá y que cuando menos te lo esperes te sentirás feliz siendo quien eres.

sábado, 21 de mayo de 2016

Crecer.

Pasan los años y te crees que por cada cumpleaños más estás creciendo. Que por cada año más vivido, eres una persona adulta y mayor. 
La verdad es que son las experiencias las que te hacen crecer, las decisiones que vas tomando. Ya no se trata de la edad, sino de lo que la vida te pone delante para que enfrentes y, por consecuencia, de la manera en que soluciones lo que está pasando te demuestras a ti y al resto si es real ese nivel de madurez y crecimiento. 
Nunca sabes si la decisión que vas a tomar va a ser la correcta, siempre vas a estar condicionado por el miedo en cada una de esas decisiones, pero de eso se trata, de enfrentarte al miedo y de demostrar quien eres y lo que vales. Hay veces que te va a tocar tomar decisiones duras, decisiones que no te gustan, pero ahí dejas ver tu capacidad de tomar las riendas de tu vida y de ser responsable y maduro frente lo que está pasando.
Ya cansada de ser una niña ingenua, he decidido salir de mi burbuja y empezar a ser adulta, a vivir en este mundo depredador en el que voy a tener que estar y aprender a sobrevivir. 

jueves, 3 de marzo de 2016

Dejarte atrás.

No te voy a pedir nada que no me puedas dar. Ni siquiera quiero pedirte lo que sí podrías.
Estoy escribiendo el final de esta historia, me estoy cansando de tus puntos suspensivos. De verdad que hubo un momento en que pensé que sí, que todos se equivocaban y que había algo en ti que me dejaría quererte. Me equivoqué. Testaruda y estúpida. Tú mismo me lo dijiste, no habría nada de ti que me podría hacer feliz. Realmente yo sigo pensando que sí lo hay, solo que te lo estás reservando para alguien mejor, que yo no soy lo que tú realmente estás buscando, que no soy suficiente. 
No importa, saldré de esta. Un día me despertaré sin pensar en ti, una noche me acostaré sin pensar en ti.  Y será inevitable poder controlar el latido de mi corazón al verte. Alguno de estos días dejaré de echarte de menos, de querer besarte cada vez que te veo. Y aunque no me olvidaré de la noche en que nos besamos, ya no se sentirá igual. 
Cuando todo eso pase, cuando
me olvide de ti, no busques a la chica que lo hubiera dado todo por verte sonreír, se habrá ido y no estoy segura de que vayas a poder recuperarla.
Pero recuerda, se habrá ido porque tú la dejaste marchar. Porque se cansó de un juego en el que solo tú te divertías. 

sábado, 13 de febrero de 2016

Un día cualquiera

Caminaba por las oscuras y húmedas calles, pensando en todo. O quizás en nada. A mi lado, unos chicos sacando dinero. Enfrente de mí, gente bebiendo alcohol disfrutando de la fiesta. Fiesta que se puede acceder solo con dinero. Hasta donde nos está conduciendo esta sociedad capitalista... Necesitas de esos trozos de metal y de papel hasta para poder respirar. Te venden que el aire es gratis pero, ¿cuánta verdad hay en eso? 
Lo triste es que creemos que esas monedas y billetes tienen valor pero es mentira, el valor se lo damos nosotros. Eso no tiene ningún tipo de valor. 
Sin embargo ahí estamos todos, conducidos como borregos a querer tener más y más y más. Por Dios...

Mientras todos ellos piensan en eso, en querer más y más dinero, yo pienso en una sonrisa, en unos ojos, en un momento. Una señora se acerca. «Please, just buy one... Give me a chance...». Quería venderme una de esas flores de plástico que compras por una triste moneda y que a la que te das cuenta ya has perdido o tu madre la ha considerado basura y la ha tirado. Sintiéndome horrible le contesto que no. No es por el hecho de gastarme una misera moneda, sino lo que esa flor me llevaría a pensar. Pensar en todo otra vez, pensar en querer tenerlo todo y sin embargo no tener nada. Porque sinceramente pienso que tenerlo todo no es tener muchos ceros en la cuenta del banco, sino tener sonrisas guardadas en tu memoria que te transmitan tanto que te haga sentir viva, feliz. De esas sonrisas que sacas en un día triste de tu memoria y te hacen sonreír. Tener besos, besos guardados, ya sean en la esquina de tu casa o en una salida de emergencias. Ya sea en la boca o en la frente. Tener guardados besos largos o tan cortos que ni los notaste. 

Sigo caminando, comiendo chocolate, curando un poco mis heridas. 

sábado, 23 de enero de 2016

Hola de nuevo.

Loca. Obsesiva. Apasionada. Alegre. Impulsiva. Risueña. Soñadora. Cobarde y valiente. Perezosa. Ingenua. Orgullosa. Vergonzosa (a ratos). Extraña. Insegura. Y muchas cosas más que me quedan por saber, por descubrir y recordar.
Me gusta y no me gusta ser quien y como soy. Ya lo he dicho, insegura. A veces demasiado. Quizás debería arriesgar más y seguir los consejos que yo misma doy, pero no soy lo suficientemente valiente para ello. Quizás debería pensar menos y actuar más. Pero el miedo a perder es más fuerte que las ganas de ganar. El miedo muchas veces controla mi vida, más veces de las que me gustaría. Pero es que ya he perdido tantas veces...
Me gusta de mí que me río por todo y lloro con nada. Me gusta tener buenas amigas a las que querer y que me quieran. Me gusta bailar toda la noche, mañana o tarde; nunca supone un problema ni la hora ni el lugar. Soy de las que saltan cuando empieza la canción que tanto me gusta, de las que cantan fuerte en la ducha. Me gusta pensar en viajar lejos, en volar lejos (no literalmente, es físicamente imposible), en respirar distintos aires, en gritar, en sacar mil fotos, en tener grandes recuerdos. También soy de las impulsivas que mandan todo a la mierda cuando se enfadan o cuando algo no les sale a la primera. Soy muy perezosa como para levantarme de la cama los días de lluvia y salir a buscar lo que quiero. Me enfado enseguida pero, recordando lo de antes, con tres palabras tontas se me pasa.
Quizás (me encanta esta palabra, por lo de insegura) soy muy soñadora, demasiado. Desde pequeña he estado esperando a ese supuesto príncipe que venga a por mí y me cumpliera todos los sueños, que me hiciera feliz, que me acompañara. Lo que he ido descubriendo a lo largo de los años es que esa persona que estoy buscando soy yo misma. Yo tengo que enfrentarme a eso sola, yo tengo que salir y luchar por mis sueños. Y, sobretodo, soy yo quien al final del día decide si estar feliz o no, y quien decide si despertarse de buen o mal humor (la mayoría de las veces es de mal humor, odio las mañanas).
Me queda tanto por aprender, por recorrer, por vivir. De momento seguiré siendo esta dieciochoañera loca, obsesiva, apasionada, alegre, impulsiva, risueña, soñadora, cobarde y valiente, perezosa, ingenua, orgullosa, vergonzosa (a ratos), extraña e insegura.

viernes, 18 de julio de 2014

Summertime sadness.

Y te sientas, y escuchas esa canción que remueve tanto dentro de ti y piensas. Piensas en lo bonito que sería vivir otra vida, o lo bonitos que son los días maravillosos. Días en los que el Sol nunca se pone, días en los que sólo quieres gritar de alegría, en los que no dejas de reír y de vivir intensamente. Añoras esos días, echas de menos creer en los sueños, echas de menos tener ilusiones, echas de menos reír de verdad. La verdad es que la vida es una montaña rusa; es como el día, hay un momento en el que llega la noche. ‘Porque no hay garantía de que esta vida sea fácil’ suena en ese momento en tus auriculares llenos de melancolía. Recuerdas los buenos tiempos, recuerdas el olor del pueblo que tanto adoras, recuerdas el amor que desprenden tus padres cuando están juntos, recuerdas las hermosas carcajadas de tus abuelos. Sonríes. No todos los días son bonitos, pero hay cosas bonitas todos los días. Y piensas que es lo bonito de tu día. Ah, si. Sonríes. Las cosas no siempre marchan bien, no siempre la vida te trae ilusiones y no siempre sonreír es la opción correcta. Hay días en los que se llora, días en los que se gana y otros en los que se pierde. Hay días en los que no se puede ser fuerte y tienes que mostrar tu lado débil. Piensas en huir, irte lejos, desaparecer por un tiempo, y eso haces.

miércoles, 22 de enero de 2014

La vida te da más motivos para sonreír que para llorar.

Hoy me he puesto a pensar 10 motivos para dejar de sonreír. Sí, así como suena. Y salió la siguiente lista:
1. Tengo a mi padre lejos. Pero, sin embargo, gracias a ello me doy cuenta de lo que nos quiere, de todo lo que hace por nosotros, de que sé que sí lo hace es para darnos una buena vida a mis hermanos, a mi madre y a mí. Eso me hace sonreír. 
2. Mi familia también está lejos, más lejos aún. Pero, me pongo a pensar y, eso aunque siga siendo doloroso, me ha hecho conocer mundo desde pequeña, me ha hecho conocer a grandes personas que ayudaron a mis padres a salir adelante en tiempos difíciles y pensar que tengo a mi familia argentina a mi lado, pero una familia española también. Vuelvo a sonreír. 
3. Todo lo que tengo que estudiar. 'Estudiar. ¿Para qué?' Pienso a veces. Y, entonces, miro a mi futuro. Me veo a mí siendo feliz, viajando a donde yo quiera, trabajando de lo que más me gusta, gracias a haber estado estudiando en mi adolescencia quejándome por todo lo que se me amontonaba, que cada día era más y agradeciendo no haber tirado la toalla y haber seguido adelante. Un futuro sin malas rachas y con un buen título. Sonrió. 
4. Mis amigas, todas tan enamoradas con sus novios y yo tan 'adoro comer y dormir'. Me paro a pensar en este motivo. Pienso en mí hace un año, estaba triste por mi reciente ruptura. ¿Qué me trajo aquello? Sueños rotos, el corazón partido y pensamientos negativos hacia mi persona. Pero también otras cosas, cosas como nuevas experiencias, nuevas pensamientos sobre el mundo y nuevas opiniones. Quizás no fuera tan malo después de todo. Me di cuenta de que las cosas tienen sus buenas y malas consecuencias, y que quizás lo que yo necesite ahora no me las dé una persona que no merezca estar en mi vida y compartir mi juventud. Pienso que cada cosa, ya llegará a su debido tiempo. Esa reflexión me hace sonreír. 
Llego al quinto motivo y veo que no me quedan muchas cosas por las que dejar de sonreír, y que las que he sacado, también conllevan sus cosas buenas. Entonces me pregunto, ¿por qué la gente es tan seria? ¿Por qué no sonríen más? ¿Por qué hay tantas preocupaciones en el mundo? Una pequeña parte de mí contesta la palabra 'dinero'. Pero pienso en algunas personas que no conocen esa palabra, como los bebés. Ellos no necesitan el dinero, viven de cosas esenciales como lo es su madre, su padre y su leche materna. Quizás vivimos en un mundo rodeado de demasiada tecnología y dinero y de pocas sonrisas. Me parece triste eso y creo que deberíamos pensar en ello. ¿Por qué no dejamos de lado lo material y pensamos en algo más importante como es sonreírle a tus padres, a tus vecinos o a las personas que te miren por la calle? Pienso que esto deberíamos hacerlo todos, incluida yo. Así que intentemos levantarnos mañana, y regalarle una sonrisa al mundo. Porque ningún mal es eterno y las cosas siempre llevan su lado bueno.