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lunes, 23 de abril de 2012

Lo esencial es invisible a los ojos.

Así es. Ayer acabé de leer El Principito. Sí, un libro que te enseña a ver las cosas desde otro punto de vista. Puede que ayer fuera cuando lo entendí, tal vez, porque antes no me paré a ver como era el libro. Ese libro lo tengo desde los 7 años, me lo regaló mi padre por mi primera comunión y nunca me había parado a observarlo y leerlo tan detenidamente.
El caso es que cuando acabé de leerlo, me puse a pensar. Y hubo una frase que me impactó. Lo esencial es invisible a los ojos. 

Nosotros tenemos lo esencial siempre, en todo momento, pero hay veces que no te das cuenta de lo que tienes delante. Y puede que no lo llegues a ver hasta pasados los años o cuando sientes que empiezas a "perderlo".

A mi, sinceramente, me ha pasado eso. No he perdido lo esencial, ni mucho menos. Pero está lejos, lejos de mi. Y aprendo a valorarlo cuando está lejos y cuando lo tengo otra vez conmigo vuelvo a cegarme en otras cosas y no lo valoro lo suficiente. Pero soy humana, todos somos humanos y como dice el dicho: Vuelvo a tropezar con la misma piedra.
Por eso os aconsejo que cuando encontréis esa cosa esencial, no malgastéis el tiempo en tonterías, demostrarle cuanto significa para vosotros y si algún día se va lejos, quedar satisfechos, ya que se ha ido sabiendo todo lo que pasa en vuestro interior, porque le habéis demostrado lo que es para vosotros.

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