Es así, no hay más.

En esta vida he aprendido que nada es lo que parece. Que las apariencias engañan y que hay que conocer a la gente antes de juzgarla. Más de una vez, todos hemos juzgado a alguien y cuando hemos conocido a esa persona, nos arrepentimos. Pero no es en lo único que me he equivocado, también le he contado todos mis secretos a alguien y esa persona me ha fallado. Así, también aprendemos que no te tienes que fiar de cualquiera, que te pueden clavar un puñal en la espalda.

Pero también he aprendido que grandes desconocidos pueden llegar a ser muy buenos amigos. Que aunque una amistad se acaba, no es para siempre, si sois verdaderos amigos, el destino volverá a juntaros. Que cuando un amigo se aleja, otro se acerca. Que hay que saber perdonar y olvidar, porque al fin y al cabo ese remordimiento no es bueno para nadie. Y como saber perdonar pedir perdón, ya que el orgullo no te lleva a ningún sitio.

También he aprendido que la memoria almacena más momentos buenos que malos, porque en la vida hay pocos momentos malos, los mejores momentos, son los inolvidables. Hay que saber cuando decir adiós a una persona y cuando hay que aprender a decir hola.
En el mundo, lo más bonito es tener a tu lado a gente que te quiere y que te saca una sonrisa cada día, en la que poder confiar y que te respete y viceversa. No trates como no te gusta que te traten. No juzgues por las apariencias. Quiere y déjate querer. Nunca olvides quien es bueno para ti. Vive tu vida al máximo y disfruta de cada momento.