Quiero ser una princesa, perdón, quiero ser tu princesa. Quiero que me cuides cada día, que me sonrías, quiero que me susurres cosas bonitas en el oído, que me digas que no hace falta ser una Barbie para ser una princesa. Quiero que me digas que me quieres, que me tengas en tu mente todo el tiempo, que me dediques todo el tiempo del mundo.
Me gustaría ser una princesa, pero no quiero ser cualquier princesa. De pequeña, siempre me gustaba decir que era la Bella Durmiente, no me gustaba ni la Cenicienta, ni Blancanieves, ni la Sirenita, no, yo quería ser la Bella Durmiente. Quería que viniera mi príncipe azul y que me despertará de mi sueño con un beso. Debo de decir que tengo un sueño muy profundo y que puede que en ese sentido si que sea la Bella Durmiente, pero aún me falta ser tan bonita como ella, me faltan mis tres hadas madrinas, pero sobretodo, me falta ese príncipe azul. Pero ya he crecido y sé que esos cuentos que inventó Walt Disney para que las niñas se ilusionaran y que disfrutaran de ser princesas no existen. Yo no quiero ser la Bella Durmiente, ya aprendí que ese tipo de princesas no existen, quiero ser una princesa especial, quiero ser princesa de los sueños de mi príncipe, pero antes de ser una princesa tengo que encontrar a mi príncipe.
No quiero la clase de príncipe que te da un palacio, que te compra todo lo que quieres... No quiero ese príncipe. Quiero un príncipe que me quiera y que vea que yo soy su única princesa, no quiero un príncipe azul, quiero un príncipe que me quiera. Quiero a mi príncipe.
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